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Por definición, el IGV es un impuesto esencialmente recesivo

¿Qué Ruta Recorrería la Rebaja del IGV?

Explica Consultores

Julio Miguel Ágreda

Publicado: 2016-06-15

Descontando los dañinos factores recesivos externos, deberíamos considerar los enormes beneficios de bajar el IGV. 

Primero: La disminución del IGV arrastraría INMEDIATAMENTE baja de precios. Tanto en bienes y servicios gravados, como los que reciben indirectamente el beneficio, como los productos agropecuarios exonerados del IGV (cuya producción se abarataría por la disminución del IGV en los insumos que emplean). 

Segundo: Toda baja sostenida de precios arrastra, INMEDIATAMENTE, el incremento del consumo. Un ejemplo (aunque no tenga IGV): ¿El ama de casa no compraría más pollo si bajara su precio? Es la típica relación precio-consumo. 

Tercero: Todo aumento del consumo eleva, INMEDIATAMENTE, la producción. Obviamente, no todo en igual proporción. Tampoco todo incremento se da al unísono. Pero, si la medida es firme, clara y segura por la perspectiva de los operadores políticos, los productores confiarán en jugarse por entero. De lo contrario, aparecerían competidores `moscas´ para llenar el vacío. 

Cuarto: Todo aumento sostenido de producción genera, INMEDIATAMENTE, más empleo. Primero provisional; más firme después, en la medida que se vaya consolidando la confianza. 

Quinto: Recordando el dicho “del mismo cuero salen las correas”: a mayor producción, mayor recaudación. Lógicamente, aquí hay que hilar fino para evitar tropiezos; pero comenzar con 2% de rebaja no generaría apuros insalvables en la caja fiscal, sobre todo si se evita el despilfarro propio de todo régimen improvisado, inepto y corrupto. Además, una política seria y emprendedora tendría acceso seguro a las fuentes financieras.

Sexto: 3% de rebaja (hasta 15%), como se anuncia, sería demasiado poco. Por definición, el IGV es un impuesto esencialmente recesivo. Para no alarmar al auditorio estatista de izquierda y de derecha, se entendería. Pero si el 2% inicial da resultados sensibles el primer año, bien podría irse de 2 en 2, luego. 

Sétimo: Para que las cosas funcionen, es imprescindible generar confianza. Si se logra esto en el corto plazo (un año), habría que consolidarla (mediano plazo). 

Octavo: Los resultados del corto plazo de por sí generarían la expectativa puesta en la consolidación de dicha confianza; tanto de productores (de grandes a pequeños) como de consumidores. Sobre todo de la fuerza laboral parada; condición en la que se encuentra más de un millón de nuestros ciudadanos, según el Instituto de Economía y Desarrollo Empresarial de la Cámara de Comercio de Lima. (Tener presente que una cantidad gigantesca de nuestros niños tienen que trabajar ahora por la sobrevivencia de su familia.)

E-mail: jmagreda2000@yahoo.es


Escrito por

Julio Miguel Ágreda

Consultor en desarrollo económico, social y educativo. Profesor universitario, investigador, sociólogo, trujillano...


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