En todos los países desarrollados, sin excepción, toda discrepancia es bien vista por una sencilla razón: Sólo se puede avanzar poniendo en movimiento lo que hay en la cabeza de todas las personas. 

Los fundamentos serían los siguientes:

1) No hay dos cabezas en el mundo entero que piensen igual.

2) Aún si resucitaran todos los habitantes que tuvo el mundo hasta el momento, tampoco las habría.

3) Si no nos expresamos, ni discutimos ni, eventualmente, discrepamos, poniéndonos en el mismo nivel intelectual que todos los animales, sin excepción, valga la redundancia, jamás podríamos progresar, igual que los mencionados animales, todos, valga otra vez la redundancia.

4) La única forma de avanzar, en todos los aspectos, sectores y niveles, es intercambiando nuestros puntos de vista pues sólo en el libre juego de todas las diferentes ideas se pueden sacar conclusiones provechosas.

5) El significado de las “conclusiones provechosas” es que nos despejan el camino para progresar.

6) Si ese progreso se obtiene en todos los grupos donde, por supuesto, existe la libre expresión, del más pequeño al más grande, hasta llegar al país, dicho país progresaría.

7) Por lo tanto, si la discusión se limita o se excluye entre los integrantes de una comunidad, no existiría el progreso, ASÍ DE SIMPLE.

8) Ese es el caso de nuestro querido país, donde comúnmente se considera la discusión y las discrepancias como factores divisionistas de la armonía de los grupos.

9) El mejor indicador del progreso de un país es el índice de productividad. Por lo menos desde hace 150 años, EEUU de Norteamérica ocupó el primer lugar en esta materia. Ahora fue desplazado al 2° lugar por Singapur.

10) Nosotros estamos en el puesto 67. Prácticamente somos los últimos en América. Como referencia, en este aspecto señalamos a Chile: 33° lugar

Cordiales saludos,

J.M. ágreda.