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Uno peor que el otro

Publicado: 2020-10-09

Los Parlamentos unicamerales y con pocos congresistas son típicos de las dictaduras.

Las democracias occidentales tienen mayormente dos cámaras y un importante número de diputados, dependiendo esto del volumen de la población y de la variedad de su ciudadanía (culturas, origen, idiomas, costumbres, etc.)*

La transición de las primeras a las segundas se produce cuando caen las dictaduras aunque, en el caso peruano, el “Congreso” y la cantidad de congresistas se mantuvieron; principalmente por las notables carencias en la formación cívica de nuestra ciudadanía.

Representatividad.- En situación de dictadura los congresistas representan sólo a ésta. En el caso peruano donde el dictador renunció por fax desde el extranjero, tanto nuestro superviviente “Congreso” como sus congresistas, SÓLO SE REPRESENTAN, HASTA LA ACTUALIDAD, A SÍ MISMOS, aunque hayan sido elegidos y reelegidos varias veces por la ciudadanía. Total, en las dictaduras también puede haber “elecciones”, como acá.

Por lo tanto, el que hayan sido elegidos no demuestra ni garantiza nada. Estamos viviendo, entonces, una farsa institucional.

¿UNO PEOR QUE EL OTRO? (II)

Para que la composición de un Congreso sea auténticamente representativa debe tener en cuenta el volumen de su población, su distribución territorial o regional, sus diferencias culturales, idiomáticas, etc.

En el caso peruano, lo dicho es particularmente importante. Si bien no tiene un volumen poblacional muy grande, su población encierra en sus territorios y regiones importantes diferencias culturales y socio-económicas en Costa, Sierra y Selva. El Perú es el único país en el mundo donde se hablan, actualmente, 42 idiomas (dialectos incluidos), lo que refuerza la idea de las grandes diferencias entre su población.

En consecuencia, una sola cámara legislativa, con poquísimos integrantes que, además, son extraños a las diferencias mencionadas, no pueden tener mayor representatividad.

Por eso venimos sosteniendo que si supervive este Congreso unicameral, creado por la última dictadura, éste sólo puede representar los intereses de sus propios integrantes.

Pero eso no es todo: Así como las alimañas disputan entre sí por tragar a sus presas; y las que llegan después se suman con creciente ansiedad, los pequeños "congresos" unicamerales que se van sucediendo van abandonando hasta las formas más elementales de cordura. Un congresista (Gilbert Alonso, de Fuerza Popular, partido fujimorista) contestó a la pregunta de una ciudadana con estas palabras: "Yo soy congresista, pero no sé ni lo que voto".

Por eso ahora, igual que las mencionadas alimañas, los nuevos congresistas quieren despilfarrar las arcas públicas irrogándose "derechos" legislativos inconstitucionales o, mejor dicho, anti constitucionales, buscando la reelección como si fueran hambrientas alimañas, de tercera generación.

¿UNO PEOR QUE EL OTRO? (III)

La única salida a la repudiable situación política que vienen generando nuestros “congresistas” y que, irremediablemente irá de mal en peor, sería la configuración parlamentaria bicameral y con una cámara de diputados verdaderamente representativa de nuestra población.

Para que se alcance una verdadera representatividad en la Cámara de Diputados deben estar representadas todas nuestras regiones y nuestra ciudadanía, incluyendo sus minorías. Por ese motivo pensamos que no deberían haber menos de 400 diputados**. Única manera de evitar cargar con un Congreso de pirañas que sólo ven sus propios intereses (estómago y bolsillos) y los de sus parientes y allegados***.

¿UNO PEOR QUE EL OTRO? (IV)

¡Restituir la bicameralidad y aumentar el número de representantes! Para esto último, sería imprescindible la convocatoria a una Asamblea Constituyente pues se debe modificar la Constitución en este punto debido a que este cambio no puede provenir de ninguna manera de las canteras pirañas. Es más, no habría ninguna piraña parlamentaria que coincida con esta elevada aspiración.

Pero, para que tal objetivo se realice satisfactoriamente se requiere de una decidida acción del Poder Ejecutivo, lo que debería traducirse en la previa convocatoria a un Referéndum.

Pero para que estas convocatorias tengan eficacia deben estar precedidas por una gigantesca campaña publicitaria. No olvidemos que nuestras pirañas prohibieron con ley el uso oficial de los medios. (“Ley Mulder”; que derogó el Tribunal Constitucional.)

UNO PEOR QUE EL OTRO (V)

Como la única instancia que puede modificar la Constitución es el Congreso de la República, el referéndum le daría al Ejecutivo el suficiente poder político para hacer prevalecer en el Parlamento la voluntad ciudadana expresada en un doble e insubstituible objetivo: La creación del senado y la composición el incremento del número de diputados a 400 y elegidos regionalmente.

Lo más importante: Si no aumenta considerablemente el número de diputados, y elegidos por región, la Cámara de Senadores que pueda crear el actual Congreso de 130 miembros, forzosamente hará naufragar nuestras posibilidades cívicas de progreso, por el inevitable hundimiento de la recién creada Cámara de Senadores.

Pero eso no es todo: El naufragio de ese Senado, aparentemente encima de los 130 congresistas, devenidos en diputados, sería acompañado del desprecio de la población por dicha cámara, pues nuestra ciudadanía caería fácilmente en la trampa de tener una Cámara de Senadores junto a 130 “congresistas”, quienes celebrarán ese naufragio como el mayor triunfo político de su deplorable gestión. Comparativamente ¿de que serviría un brillante general si sus subordinados son delincuentes, inútiles y mentirosos?

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* Considerando sólo las diferencias cuantitativas, los países europeos con parlamentos unicamerales y con menos de seis millones de pobladores (Noriega, Dinamarca y Finlandia por ejemplo) tienen por cada millón de habitantes entre 30 y 35 representantes. En el Perú, con una población de 33 millones ¡menos de 4 representantes por cada millón de habitantes!

** Chile con cerca de 19 millones de habitantes tiene 155 diputados. Llevando la -diferencia a nuestros 33 millones tendríamos 279 representantes. Pero, considerando las enormes diferencias regionales y culturales, 47% de incremento no sería demasiado. Su costo estaría completamente compensado con la supresión del enorme y creciente despilfarro generado por nuestros “congresistas”, que buscan evitar con esas costosas maniobras una ampliación de representaciones que los dejaría de lado, pudiéndose ahorrar enormes cantidades de dinero.

***.Ver en el blog https://juliomiguelagreda.lamula.pe nuestros artículos sobre el número de diputados: “Congresos y Congresos” del 12.8.2018 (1); “130 Congresistas, como los 80 y 90” del 11.9.2018 (2); “¿Porqué 400 diputados?” del 30.8.2019 (3) y “Nuevo escándalo congresal” del 6.8.2020 (4).


Escrito por

Julio Miguel Ágreda

Consultor en desarrollo económico, social y educativo. Profesor universitario, investigador, sociólogo, trujillano...


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