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Estatismo: Camino al infierno (I)

Publicado: 2022-02-06

Existe en diversos círculos políticos y académicos, incluido el fuero parlamentario y el gobierno, una profunda y amplia confusión respecto a los conceptos de estatismo y socialismo, llegándose en ciertos sectores al extremo de considerarlos prácticamente como sinónimos. Sostenemos, que el origen de esta distorsión obedece al desconocimiento tanto de la economía política como de la historia de la humanidad.

¿Por qué ocurre esto?

Primero: Debemos partir aceptando que actualmente impera y prevalece en el mundo el sistema capitalista, condición sobre el cual dichos señores guardan silencio absoluto. Este mutismo les permite omitir las particularidades esenciales de este sistema para, luego, terminar confiriendo al Estado el rol protagónico para resolver las contradicciones sociales, y de allí la necesidad de acceder y controlar el mismo. Igualmente ocultan deliberadamente un aspecto vital de la historia de la humanidad: la lucha permanente del hombre para reconquistar su plena libertad.

En el esclavismo, el productor de la riqueza -el esclavo- carecía totalmente de libertad, la cual le fue arrebatada violentamente, al extremo que su vida quedó en manos de sus amos y propietarios. Luego, cuando el esclavismo fue incapaz de sostener semejante opresión, emergió de sus cenizas el feudalismo. El surgimiento de este nuevo sistema de producción permitió a los siervos de la gleba1, productores de la riqueza material, obtener mejores condiciones de vida en general y con ello mayor libertad, posibilitando, en su momento, el desarrollo de las artesanías, embrión del capitalismo.

Con el paulatino florecimiento y extensión de la actividad artesanal, la necesidad de mano de obra se intensifica, resultando estos trabajadores, los ´aprendices´, subordinados progresivamente al artesano. Estos ´aprendices´, como los desplazados de los feudos, se constituyen también, con el paso del tiempo, en la fuerza de trabajo para las actividades mercantiles que aparecen alrededor de las artesanías más prósperas y son la semilla de la producción capitalista, que aparece en esos momentos en los intersticios de las sociedades feudales.

Todo lo aquí repasado ocurrió en el mundo occidental, del que formamos parte, debiendo precisar que el caso peruano es prolongación del feudalismo y del mencionado mercantilismo que nos trajeron los españoles con la conquista.

Segundo: La afonía de los estatistas ante el hecho de que ahora vivimos en una sociedad eminentemente capitalista esconde -sea por ignorancia o por mala fe- que en el capitalismo la multiplicación de la riqueza -salida indudablemente de los brazos del asalariado- estalla cual big bang; explosión que descansa en la creciente libertad que se experimenta a lo largo y ancho de la sociedad en general2. De esta manera, es innegable que la masa trabajadora hoy en día alcanzó un estatus privilegiado frente a sus antecesores, lo cual no es inconveniente para aceptar que en épocas de crisis las condiciones desmejoran, pero superado el trance se retoma el impulso.

La libertad de expresión, de tránsito y de organización -principalmente- así como el derecho al sufragio-, son condiciones vitales en el sistema económico actual, permitiendo la competencia en diferentes planos del quehacer social. Este papel de primera importancia –la competencia- se da principalmente en el mercado, punto donde los productores de la riqueza, esto es, los asalariados y el capital, concurren para hacer viable la producción.

En síntesis, el obrero, entendido como estamento social, es hoy libre de escoger a quien venderá su fuerza de trabajo y en favor de que capitalista en particular, quien empleará esa fuerza de trabajo que adquiere, únicamente durante la jornada de trabajo, luego de lo cual el obrero dispone del tiempo suficiente para elegir como disfrutar de su descanso.

Sobre estas libertades los estatistas optan por un silencio casi absoluto. Rehúyen, en todos los idiomas, mencionarlas porque admitir que la historia de la humanidad, en cierto sentido, es la lucha permanente por alcanzarlas, los colocaría en la encrucijada de tener que rechazar toda tiranía y con ello su mayor aspiración programática: llegar al poder para entronizarse allí; quedando este objetivo en evidencia. Ante este dilema, su explicación para continuar con su proyecto político es dejar de lado el tema histórico y económico para referirse únicamente al sistema capitalista desde un ángulo ético, filosófico y/o ecológico.

Tercero: Nuestra tarea es puntualizar que los estatistas, en todas partes, se disfrazan como provenientes de las canteras del socialismo, cual lobos con piel de cordero, y así ocultar sus entrañas descompuestas.

¿Por qué los estatistas recurren a este artificio? Porque el Socialismo fue anunciado por ilustres investigadores que precedieron a Carlos Marx3, reconociéndose que este último fue quien tuvo la virtud, luego de escrupulosos análisis sobre la base económica del sistema capitalista, de concluir que el capitalismo en algún momento se agotaría para dar paso a un sistema de producción superior. Los estatistas, de una parte, tergiversan el legado de estos célebres pensadores y, de otra, buscan prenderse de cualquier forma del saco de estos personajes.

En pocas palabras: El Socialismo, concebido por sus formuladores, consiste en la supresión completa y absoluta del Estado, y los estatistas en sus múltiples variantes buscan más bien la perpetuación del Estado como cabeza de toda la sociedad. Los peruanos conocemos muy bien como terminaron todos estos proyectos trasnochados.

Una aclaración: La eliminación del Estado irá de la mano con la desaparición del salario, como parte esencial de la supresión del mercado y con ello de toda compra y venta y, por tanto, el dinero resultará innecesario. Pero para llegar a esta situación, la humanidad tendrá que esperar muchas generaciones, posiblemente cientos de años, donde el desarrollo de la capacidad productiva de la fuerza de trabajo de los productores se haya desarrollado lo suficiente para producir todo lo que requiera la sociedad para vivir, invirtiendo sólo poquísimo tiempo de trabajo.

1. Gleba: Antigua expresión relativa a la extensión de tierra cultivable

2. En el esclavismo las libertades eran inexistentes, al tener prácticamente un dogal atado al cuello. La situación en el feudalismo mejoró en cierta manera, gozando los siervos de ciertas libertades para trabajar la tierra del señor feudal o emigrar buscando mejorar su suerte, si la encontraban por otros lares.

3. Nos referimos por ejemplo a Aristóteles y Platón principalmente como, además, a los más antiguos pensadores sociales.

jmagreda2000yahoo.es

Lima, 3 de febrero del 2022



Escrito por

Julio Miguel Ágreda

Consultor en desarrollo económico, social y educativo. Profesor universitario, investigador, sociólogo, trujillano...


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